domingo, 6 de noviembre de 2011

Palabras que te debía

Han pasado días, incluso meses, desde que te fuiste.
Y creí que la mejor terapia no era el llanto, sino las palabras. Pero no salían.
Desde entonces, nos hemos quemado la piel con el sol en un verano, que tal vez gracias a ti (quién sabe), se ha alargado más de la cuenta; y ahora llueve sin parar, y pisamos charcos por la calle, como cuando éramos pequeños.
Te fuiste, y seguimos siendo los mismos, pero sin ti. Lloramos nuestras penas y cabreos en los hombros del de al lado, y reímos por chorradas, como cuando tú estabas.
Te recordamos, incluso a veces, te sentimos. Pero nadie se atreve a decirlo, tal vez por miedo, tal vez porque duele recordarlo.
Seguimos creciendo, y nos dimos cuenta de lo que importa, de que la vida, da miedo, pero más miedo da perderla o perderos.
No sabemos qué pasa después. No sabemos del hoy ni del mañana.
No sabemos qué ha sido de ti.
Pero si algo tengo claro, es que en cada nuevo día, en cada sonrisa, estás tú.
Porque sólo muere lo que olvidas. Porque no te hemos olvidado.