lunes, 21 de diciembre de 2009
Con los pies fríos.... NADIE duerme bien.
He corrido hasta el coche en un intento fallido por no mojarme, retando a la lluvia que incesante trata de limpiar todo rastro de maldad que destruye la ciudad por momentos y la hace más infeliz, o al menos eso creía yo.
De camino a casa, las palabras en la radio sonaban, sin producir en mí sensación alguna. Pero llegó esa noticia, esa que te hace pensar, que te devuelve a la realidad en la que vivimos, esa con la que consigues odiar al mundo.
Ha muerto un hombre a manos del incesante frío en las calles de mi ciudad, esas por las que paseo bien abrigada mientras disfruto de un cucurucho bien caliente de castañas; esas que vigilo desde el interior de mi café favorito, mientras ojeo el periódico y discuto las últimas novedades del día.
Por momentos me siento miserable, y odio todo cuanto me rodea, y desearía que el mundo fuera un poco más justo, un poco más humano.
Hace unos días me disponía a disfrutar de una rica hamburguesa cuando un hombre entró en el establecimiento. Iba dejando por las mesas unos papelitos con los que pedía solidaridad, algo para comer. Decía tener unos hijos a los que no podía alimentar. Frente a mi, una señora le ofreció dos bolsas de patatas fritas. Se sentó en el suelo y en poco tiempo terminó con ellas. Pensé si sería cierto aquello de sus hijos, mientras me sentía mal por dudar de aquel pobre hombre pero ¿por qué no guardaba algo para ellos?, al fin y al cabo era para ellos para los que pedía.
Nunca antes me había sentado tan mal una hamburguesa, no pude comerla a gusto mientras aquel hombre estaba allí, tirado en el suelo, frente a mí.
Hay días, como hoy, en que no entiendo nada, en que me gustaría que todo cambiase de una vez, en que tengo miedo del futuro…
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2 comentarios:
Primero agradecerte tu suscripción, gracias, y segundo felicitarte por este blog, en verdad me a sorprendido gratamente.
Es una trágica realidad la esas pobres gentes, yo tengo en frente de mi casa un alberge y hay noche que alguno de ellos no pueden entrar y se quedan fuera, se te encoge el corazón de la pena, como tu muy bien has narrado… uno se siente miserable por momentos. Excelente articulo te felicito por el.
Un saludo
vaya, me encantó tu blog! un saludo
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