viernes, 26 de agosto de 2011

Eres

Eres tímido y pensativo
Pero cantas en la ducha
Porque crees que no te escucho.

Eres feliz y sonríes
Y no caben en tu boca
Palabras de desaliento, frases desdichadas.

Eres enérgico y despiadado,
Valiente y revolucionario
Cuando crees que el mundo es pequeño
Y te haces el Rey de toda República.

Sin embargo, y aunque no lo sepas
Cuando cae el sol, y los párpados te pesan,
Y aparecen las temidas pesadillas,
Lloras al vacío si el tren se va y tú te quedas,
Perdido, en un andén vacío.

lunes, 22 de agosto de 2011

¿En qué momento hemos dejado de trabajar para vivir y hemos pasado a vivir para trabajar?

¿Somos esclavos de nuestro trabajo?
Tratan de hacernos ver que lo saludable es respetar unos horarios; dormir ocho horas diarias, hacer mínimo tres (o incluso cuatro) comidas al día; hacer una buena digestión; no ponernos a realizar actividades tras las comidas, sino tratar de descansar unos minutos…
Pero yo quisiera saber, ¿cuándo se hace todo eso? ¿alguien más se ha dado cuenta de que el día dura 24 horas?
“Es trabajo”. La frase de moda. Las cosas van mal y ¿cómo negarse?
Pero, ¿es lícito implicar tantas horas de tu tiempo en uno o varios trabajos?
Hemos caído presos en un agujero negro que nos envuelve y no nos deja salir, hasta el punto de ser capaces de pasar doce horas diarias fuera de casa de un lado para otro, de trabajo en trabajo, de un problema por resolver a otro…
Hemos caído en ese agujero que nos hace dejarnos la piel en un trabajo que mañana puede terminar; en luchar por unos beneficios que no veremos, en muchos casos, recompensados. Quien posee un negocio propio debe luchar por él, pero ¿por qué un empleado debe echar horas extras no remuneradas?, ¿por qué se ha creado esa necesidad de conseguir más y más bienes para personas que, si enfermas, no estarán al pie de tu cama?
Entre el trabajo, los atascos, las facturas, los problemas… nos quedan a penas cuatro horas (con suerte) para repartir entre las necesidades personales, los amigos, la familia, la pareja…
¿En qué momento hemos dejado de trabajar para vivir y hemos pasado a vivir para trabajar?

viernes, 19 de agosto de 2011

Ideas, opiniones, creencias...TOLERANCIA

Lo intento. Prometo que intento poner mis ideas en orden, pero suceden tantas cosas, ves, oyes, sientes… que a veces se vuelve difícil.
Llevo días pensando, dándole vueltas a la actualidad, a la idea de retomar este blog en el que tanto pienso pero que, a su vez, tanto me cuesta reanimar.
Siempre me había planteado la idea de sentarme en una cafetería, sola, y ponerme a escribir. Es la primera vez que lo hago.
El ambiente es relajado, jovial, vital. Acaban de salir por la puerta un grupo de sonrientes peregrinos procedentes, a decir por su acento, de algún lugar de latino América que no logro definir.
Y es que resulta difícil no encontrarte con alguno de ellos a cada paso que des por la ciudad de Madrid. Hace apenas una semana la ciudad parecía desierta. La temperatura se vuelve difícilmente soportable y los pocos ciudadanos que no han salido del asfalto, rara vez salen a la calle. Sin embargo, esta semana la ciudad desprente juventud, alegría, vida…
El Papa Benedicto XVI llegaba ayer a la capital española. Realmente, resulta increíble ver a los miles de personas que se han desplazado, de cualquier parte del mundo, hasta aquí para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud.
El mundo es tan especial (y a veces tan insoportable) gracias a la variedad de opiniones, ideas, religiones, creencias…
Este caso no iba a ser menos, y pronto salieron a la luz quejas y malestares; pero yo me pregunto, ¿es necesario descalificar, faltar al respeto, humillar… para dar tu opinión?
Me parece totalmente respetable y válido que un grupo de personas se manifiesten contra la JMJ y la visita papal. Me parece perfecto, porque somos libres, porque tenemos derecho a pensar y expresarnos, pero sin duda, TU libertad termina cuando destruyes la del prógimo, y eso es algo que no han tenido en cuenta.
¿Dónde han quedado nuestros valores? ¿Qué puedes reprochar sin respeto ni tolerancia?
Cierto es que España es un país laico, sí; igualmente cierto es que para los ciudadanos madrileños la JMJ supone unas ciertas incomodidades, sí; pero también es cierto que esos millones de personas no han venido a molestar a nadie, sino a celebrar un acontecimiento mundial que, para bien o para mal, este año debía celebrarse en la capital española.
Igualmente cierto es que los gastos que se originan son pagados con las aportaciones que deben dar los peregrinos; sumado a los patrocinios, pues cabe recordar que es un evento con varios patrocinadores.
Por otro lado, dejemos de lado ese miedo a perder. España va a ganar en todos los sentidos con esto.
Finalmente me gustaría aludir a temas más abstractos, por así decirlo. Siento en la mirada, los gestos, las palabras… de muchas personas una dureza, a mi ver, extrema hacía los participantes de la JMJ. Se trata de jóvenes que aprovechan esta oportunidad para conocer un país, disfrutar y compartir unos valores y unas ideas.
No son un grupo de homófobos, de extremistas, de intolerantes… No puedo negarle a nadie lo evidente. Hay muchas, muchas cosas en las que la Iglesia se equivoca pero estas personas no tienen por qué comulgar con todo lo que la Iglesia dice.
Me explico, son jóvenes que miran a un futuro, que no renuncian a creer en Dios y seguir su vida, que no dejan de amar a quien quieren y de la forma que quieren.
Puedes creer en Dios y no compartir todo lo que la Iglesia dice, esa es la lucha de la juventud, la evolución de lo que se queda arcáico.
Con esto no pretendo ofender a nadie, ni mucho menos. Valoro enormemente la diversidad de opiniones, siempre que sea desde el respeto y la tolerancia.
Con esto, sólo trato de emitir mis pareceres, mi opinión, de deciros que Madrid hoy respira un cinismo, a mi ver, innecesario; pero también respira mucha vitalidad, muchas sonrisas y buenos momentos procedentes del MUNDO.
Nunca ha llovido a gusto de todos, y nunca lo hará, pero si TODOS NOS RESPETAMOS ( y TODOS, ES TODOS), el MUNDO será mucho mejor, al menos, habitable.