jueves, 16 de agosto de 2012

No era tan difícil


Hace tiempo que no creo
En los príncipes azules.
Siempre he sido –lo reconozco-
Gran escéptica
Ante las escenas de amor
De las cuales –vuelvo a reconocer-
Soy adicta.

Pero qué quieres que te diga
Esperaba palabras de amor,
Acordes, canciones…
Que tocaras mi cuerpo
Como quien toca una guitarra
Sin melodías fuera de lugar,
Ni sonidos mal sonantes.
Esperaba habitar, por qué no,
El resto de mis días
En una habitación hecha sala de conciertos,
Con aforo limitado, eso sí, para dos.
Siempre esos dos.

Se destiñen, eso creía yo de los príncipes,
Y por eso –lo reconozco-
Los buscaba de una pasta especial,
Supongo que de la necesaria,
Para quedarse a mi lado.
Al fin y al cabo –reconózcanme-
No pedía tanto.
No era tan difícil.
O sí.

[Aprovecho para compartir un poema de Marwan, dice así:
Anuncio por palabras

Hombre sin tiempo
para quejas
con el alma escarmentada
yla ilusión en reconstrucción
busca mujer con vistas al paraíso
dispuesta a estrellar su corazón contra el mío
y a repetir cada noche esas noches que no se pueden repetir.

Interesadas acudir el 31 de Febrero
al Café Jamás.]



lunes, 13 de agosto de 2012

De lo que tuvo y no supo

Al llegar al centro lloró.
 La sal que caía por sus mejillas
Le acercaba levemente
A ese mar que siempre tuvo
 Y nunca escuchó

 Caminó descalzo por los parques
Donde la infancia construye fuertes castillos,
 Aislantes del pecado que supone crecer;
Sintiendo en la piel algo parecido
 A aquella arena que un día le cubrió y apartó.

 Y cuando en la ciudad,
Rodeada de gente y vacía de personas
Giraba sobre sí;
Lloraba de nuevo.
Porque aquella soledad,
 era la de verdad.

Volvió,
Respirando fuerte,
 Anclando sus pies bajo arena y mar,
Evitando cualquier movimiento
 Que le alejase de la vida,
De aquellos colores,
 Del ir y venir del blanco y azul.
Porque con una de esas olas… volvería.

Volvería aquello que tuvo, y no supo.