viernes, 26 de noviembre de 2010

Las calles madrileñas se alzan en protesta

El frío se acerca raudo a Madrid.
Paseaba por el centro con la única intención de hacer unas fotos.
La Cibeles, impasible, contemplaba el ir y venir de los coches.
Comenzaron entonces a llegar patrullas policiales que se entrometían una y otra vez en las fotos.

Entonces sentí como poco a poco parecía acercarse un zumbido propio del mayor enjambre de avispas que podía haber imaginado.
Y no me equivocaba del todo.


Se trataba de una manifestación a cargo de los funcionarios de prisiones.
Pronto las calles se abarrotaron de banderas (ACAIP, UGT, CCOO, CSI-F…), pancartas y mucho, mucho ruido.


La Cibeles, de un momento a otro, olvidó el continuo tráfico madrileño para rodearse del color que deja la insatisfacción de miles de personas.


No lo dudé, comencé a disparar fotos a diestro y siniestro.
Entonces, algo que, de algún modo me sorprendió.
Eran varios los que se acercaban, me pedían una foto y preguntaban: ¿para qué medio es?


Entonces, siempre contestaba lo mismo: aún no soy periodista, es para un blog personal.
Aún así, se detenían y conversaban conmigo. Ellos necesitaban hacerse oír, yo necesitaba saber qué opinaban.


Una de esas personas que, muy amablemente, se detuvo a explicarme las razones que les llevaban a salir a la calle en protesta lo hizo clara y explícitamente.

Os resumo:
Se trata de funcionarios de prisión a los cuales, a parte del conocido y polémico recorte del 5% del salario en junio; ahora le han quitado 100 euros de su sueldo.
100 euros que no son seguros de recuperar para el 2011.
Por otro lado, denunciaban los cambios de horarios, al igual que la escasez de personal en prisión: quieren abrir prisiones nuevas, en cambio, sacan pocas plazas para las oposiciones, ¿cómo se afronta esto?

Las cárceles actuales, dicen, se encuentran, en su mayoría al doble de la capacidad establecida; por tanto, más población en su interior, y menos personal trabajando.

No es de lógica, ¿verdad?


Tras escuchar todo lo que tenían que contarme, les pregunté:
Elecciones anticipadas, ¿sí o no?
En la inmensa mayoría, la respuesta era un ¡SÍ!, pero como ellos decían, un ¡SÍ ROTUNDO!

(-Que se larguen ya…- se atrevían a decir algunos.)

En cambio, hubo una mujer que no supo responderme, a lo cual yo rebatí:
-Entonces, ¿Cuál es la solución?-
Confesó no saber cuál era la solución a tanto problema, sin embargo, quiero recalcar algo muy importante que dijo:

-La solución no la sé, que recorten de los sueldos más altos, de los que están arriba, de todos los consejeros, delegados y subdelegados… que están cobrando un pastón y sobran la mitad. Esa es la solución, no empezar por abajo.
Nos están jorobando a los de abajo.-


¿Qué más se puede decir?
Y es que una vez más, no les falta razón.
Siempre a los de abajo, mientras, se siguen llenando los despachos.


Desde aquí quería agradecer a esas personas que me dedicaron unos minutos; esto es todo lo que puedo hacer por mi parte, sé que es muy difícil, pero espero que sirva de algo, porque, sinceramente, no sé dónde vamos a llegar.



Y tú, ¿qué opinas?
Elecciones anticipadas ¿Sí o no?
(Espero respuestas)

lunes, 22 de noviembre de 2010

Envidia


Envidio,
Con todas mis fuerzas,
El cigarrillo que besas
Apurando hasta el último
Instante de su corta vida;
Y ese vaso de whisky
Que saboreas placidamente
Mientras lees las noticias.


Envidio hasta el último hilo
De la camisa que te cubre
Y roza tu pecho,
Y te acompaña
Cual fiel amigo.

Envidio a tus sábanas,
A tu esponja,
A tu perro…
¿Qué quieres que te diga?
Te envidio a ti,
Por tenerte a cada instante.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Carmen Lomana


¿Alguna vez habéis prejuzgado erróneamente a una persona?

Yo sí, y hoy me he dado cuenta.

Ayer mismo una amiga me invitaba a su colegio mayor, donde Carmen Lomana acudiría para dar una pequeña charla.

No me lo pensé dos veces.

Hace apenas un par de horas que he salido de allí y no he parado de darle vueltas a todo lo sucedido.

Carmen llegó, puntual, con la vitalidad que le caracteriza.

Cogí asiento dispuesta a escuchar aquella mujer que yo siempre había considerado como “alguien con suerte”, sin preocupaciones, superficial…

Y ¿qué queréis que os diga?
Una vez más, me equivoqué.

Por mucho que quiera explicároslo, sé que aquellos que ven en ella a alguien frívolo, nunca me entenderán.
Pero créanme, no es así.


Sin pelos en la lengua dijo todo lo que pensaba, respondió a nuestras preguntas, conversó, debatió, se mostró natural y sincera en todo momento.


Abordó temas tan dispares como la moda, la economía, la política, la religión, la belleza, o la monarquía española… entre otros.

Siempre directa y sin miedo alguno.

Cuando terminó la conferencia, Carmen se vio envuelta entre un aluvión de peticiones.
Flashes y autógrafos por doquier.

Me fui, pero como siempre, algo me daba vueltas en la cabeza, y tras unos instantes, volví en su busca.


Y allí estaba ella. Me recibió con esa amabilidad tan suya.
Conversamos durante unos minutos, lo suficiente para terminar de confirmar mi teoría: me había equivocado, aquella “mujer florero” que tenía en mi mente, se convirtió en alguien coherente, sin miedo, sincera…

Es curioso como la vida te da estas continuas lecciones.

Carmen, lo siento, y gracias.

martes, 16 de noviembre de 2010

Todos ustedes parecen felices, pero, ¿lo son?


Esta mañana, al salir del metro a esa hora en la que yo suelo decir que las personas aún no somos personas, cogí, de manera ya inconsciente el QUE!

Abro una página al azar y leo: “Nueve de cada diez españoles afirman que están contentos con su vida”.
Entonces me giro, miro a la boca del metro y pienso: eso no es lo que yo veo ahí abajo.

Y es que cada mañana caras diferentes, pero siempre el mismo semblante.
Esa indiferencia como carta de presentación.
Ese “ni siento, ni padezco”.

A penas media sonrisa al pasar un niño, o un tímido gracias, o perdone si le toco sin querer.

Tal vez sean felices, no lo niego, pero no es lo que muestran.

Así, cuando a un hombre le llega un sms, y al rato sonríe, pensando, tal vez en ella; o una pareja se abraza sin más; o una madre arropa a su hijo; o me cruzo de nuevo con el hombre del acordeón y me da los buenos días…

Entonces pienso: siempre quedará alguien que te regale una sonrisa.

Así que, desde aquí, reivindico larga vida a las sonrisas.
Porque son necesarias, porque hacen que los días sean algo mejores, porque al fin y al cabo, sin sonrisas, nada somos.

Es inevitable, en estos momentos, no recordar a un gran poeta, el asturiano Ángel González.

Aquí os dejo un poema suyo que, sencillamente, me encanta.

Todos ustedes parecen felices…
…Y sonríen, a veces, cuando hablan.
Y se dicen , incluso,
palabras
de amor. Pero
se aman
de dos en dos
para
odiar de mil
en mil. Y guardan
toneladas de asco
por cada
milímetro de dicha.
Y parecen -nada
más que parecen- felices,
y hablan
con el fin de ocultar esa amargura
inevitable, y cuántas
veces no lo consiguen, como
no puedo yo ocultarla
por más tiempo; esta
desesperante, estéril, larga
ciega desolación por cualquier cosa
que -hacia donde no sé-, lenta, me arrastra.




Todos ustedes parecen felices, pero, ¿lo son?

lunes, 15 de noviembre de 2010

Moncloa

Hoy Moncloa
se fundía en un sueño,
temblaba de frío.

Cogí el metro,
rumbo a tu cuerpo.
Billete de ida.
Lo siento,
no pienso volver.

En la estación
de tus brazos,
lloran los relojes,
atamos el tiempo
entre besos y sueños.

Hoy Moncloa
se fundía en un sueño,
temblaba de miedo.
Entonces,
apareciste tú.

miércoles, 10 de noviembre de 2010


Lanzamos al Sena
retazos de un pasado,
eperanzas y futuros,
sueños encarcelados,
nuestro miedo a vivir...

Sentí el miedo a sentir
y lancé con todas mis fuerzas
aquel mensaje
que un mal día,
escribí.

Hoy llega a mi orilla
una botella perdida,
recuerdo de un adiós,
días de lluvia y amor.

lunes, 8 de noviembre de 2010


El tiempo ha pasado,
las cosas, por su parte,
no han cambiado tanto.

Sigue lloviendo,
fuerte e incesante.
Sonrisas a cada paso,
miradas complices,
abrazos de reencuentro.

La brisa del mar,
frío otoñal,
verde esperanza.

Hasta pronto.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mario Vargas LLosa



Hoy ha sido, sin duda, un día especial.
Y es que no todos los días tienes la suerte de conocer en persona a un premio Nobel.

Teatros del canal. 18:20h de la tarde, quedaba más de una hora para que Iñaki Gabilondo procediera a iniciar la entrevista pública con, nada más y nada menos, Mario Vargas Llosa.

Esperamos, impacientes, la protocolaria cola. Tomamos asiento, sacamos la cámara y la grabadora. Estábamos listos.

Y llegó. Entró con la firmeza que le caracteriza, entre una tremenda lluvia de aplausos que se repetiría a lo largo de la entrevista.
El público se puso en pie.


Y comenzó a hablar. Con entusiasmo y sinceridad contaba cómo había sido esa larga tarea de documentación para el que ahora es, su último libro (ese que como él dice es mejor que el anterior, pero peor que el próximo) “El sueño del celta”.
Entre anécdotas, ideas y sentimientos, pasó, rauda, una hora.

Y finalmente, Gabilondo puso fin al evento con un caluroso aplauso por parte del público.


A la salida, decidimos esperar. Necesitábamos ese cara a cara.
Y lo conseguimos. Nos costó, pero tras casi dos horas, Mario Vargas Llosa, salió.

Y allí estábamos nosotros, dispuestos a estrechar su mano y felicitarle por su trabajo y sus impecables palabras.
Se acercó, nos saludó e incluso, para nuestra sorpresa, se permitió el lujo de gastar alguna que otra broma entre foto y foto.


Podría, sin duda, hablar de la gran trayectoria profesional de este hombre. Pero, ¿de qué serviría? Eso todos lo saben.

En cambio, no puedo evitar destacar que, desde lo que pude ver, oír, y sentir, sí, es cierto, lo reconozco,es sin duda, un grandísimo escritor; pero sí, es, igualmente, una persona increíble.

En todo momento cercano, sonriente, consciente y coherente con lo que decía.

Podría destacar tantas cosas… pero, simplemente, os dejo unas palabras textuales que para mí, lo dicen todo.

Decía Vargas Llosa: “A la hora de sentarme en el escritorio, me quedo solo ante el papel, no hay premio Nobel que valga, me empiezo a morir de miedo, de temor, de inseguridad… y al mismo tiempo de felicidad. Es una cosa extraña, y al final siempre lo importante se va a decidir ahí… Al final eso es para mí la parte más feliz de mi vida, lo que organiza mi vida, la columna vertebral de mi vida y ahí no hay premio que valga.”

Su vida ha cambiado, vaya que si ha cambiado. Sin embargo, Vargas Llosa, enamorado de la sencillez de la vida, trata de vivirla como siempre lo ha hecho.

Realmente, me quito el sombrero. Porque más allá de lo importante de su trayectoria profesional, hoy, sus palabras han conseguido reconciliarme, más si cabe, con la literatura. Sentir ese temor especial ante el folio en blanco.

Mi enhorabuena Vargas Llosa.

martes, 2 de noviembre de 2010

Hoy, te declaro la guerra


Tú esperabas el metro,
Yo, tal vez,
El amor.

Me miraste
Y sonreí.
Olvidé por un momento,
Que el mundo
Seguía su curso
Más allá de tu cuerpo.


Y decidí, entonces
Alistarme en el ejército
De tus labios,
Combatir las peores guerras
Entre tus brazos,
Salvar cada batalla
En la frontera de tu espalda.


Supe que era el momento
De izar la bandera
Del valor y la locura,
Supe que era el momento
De probar un pedacito de ti.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Es tarde


Es tarde,
La luz de las farolas
me ciega por momentos,
No logro dormir.

Es tarde,
Aún no has llegado,
y sigue siendo tarde.
Vuelve.

Es tarde,
O tal vez pronto,
O quizá, no sea el momento.

¿Qué ha sido de ti?