sábado, 28 de agosto de 2010

Amelie solía preguntarse cuántas serían las personas que en ese mismo instante estaban “haciendo el amor”.


A menudo suelo preguntarme cuántas serán las personas que en ese mismo instante se piensan a la vez; se encuentren en un lugar recóndito donde ninguno pensaba, tal vez, ni siquiera estar; o se nombran en alto en el vacío de una habitación silenciosa…

¿Hasta dónde llegan las casualidades?

¿Qué delimita el destino?

Suele pasar, que la vida, una vez más, nos pone a prueba.

Basta con desear con todas tus fuerzas cruzarte con una persona; que te tire, tal vez el café por encima; o por qué no, que en ese mismo instante, se averíe el ascensor…

Basta con desearlo… para que no ocurra.

Pero ten claro algo, y una vez más repito: cuidado con lo que deseas. Porque tal vez desees y pidas a Dios no cruzarte con esta o aquella persona, que llegue pronto el autobús para que él no te vea así, o que ese día, el metro llegue con retraso y se rompa la rutina.

Basta con desearlo… para que ese día, ocurra!

Así es la vida.

No sé si creer en el destino, o tal vez creer que el destino somos nosotros mismos.
No sé si creer que todo está escrito, o que somos nosotros quien lo escribimos.
Cuando tenga alguna respuesta, si es que algún día la tengo, os la contaré.

Mientras tanto, desear o actuar, tal vez lo segundo sea lo más recomendable.

lunes, 16 de agosto de 2010

Es París




París


Siento que algo me recorre por dentro,
Quiero creer que el fuerte viento
Provoca un incesante escalofrío en mí,
Pero no es así,
Es París.



Me gustaría poder cerrar los ojos,
Y no repetir una y mil veces
La misma escena.
Pero ¿qué queréis?
Es París.


Siento el vaivén del Sena bajo mis pies,
El frío en las mejillas,
Rizos indomables.
Pero qué importa.
Es París.


Llueve,
Y a penas puedo pensar con claridad,
Hace frío, y también calor.
No sé qué ocurre.
Sólo sé que esto,
Es París.


sábado, 14 de agosto de 2010

París 2010 Inolvidable.



Es difícil, y no sabéis cuánto, tratar de resumir en unas líneas ese cúmulo de sentimientos y recuerdos que revolotean, a día de hoy, por todo mi cuerpo.

Día 1 de Agosto, maleta en mano, nos despedimos de todo lo que dejábamos aquí para compartir 13 días de peregrinación por tierras francesas.

Recorrimos Toulosse, Avignon, Lyon (Ars), Paray-le-monial, Cluny, Vezelay, Chartres, Paris, Caen, Lisieux, Mont-saint-Michael, Solesmes, Tours, Poitiers, Lourdes y Barbastro (Somontano); cada día especial, diferente, estupendo…

Disfrutamos de momentos de oración, momentos para conocernos mejor, para aprender a vivir, a crecer… pero también vivimos momentos de diversión, como el día en Disney, o ese precioso viaje en barco por el Sena, ese que nunca lograré olvidar.



Hoy me he despertado en mi cama, y todo estaba en silencio. Entonces me he dado cuenta de que ya se habían terminado esos 13 días en un simple abrir y cerrar de ojos.


Un buen amigo me dijo que todos y cada uno de estos momentos quedarían por siempre en nuestro recuerdo, un recuerdo compartido con todos vosotros.

Porque sin vosotros nada hubiera sido igual.
Porque las largas horas de autobús se volvieron segundos fugaces entre risas, porque en los momentos más agrios siempre había un abrazo, una mirada, unas palabras…

Es realmente difícil, por no decir imposible tratar de descubrir qué será de nosotros a partir de ahora, si volveremos a encontrarnos en un “Villa”, o tal vez por las calles de Avilés.

Pero lo que está claro, es que siempre nos quedará París, aunque sólo sea en el recuerdo, nuestro recuerdo.

Gracias por hacer que esto fuera posible.
Gracias por ser como sois.

Os quiero.