miércoles, 28 de enero de 2015

Cuando aquello terminó
Tardé aproximadamente 
Cinco mil cuatrocientos tres 
Litros de lágrimas
En entender 
Que no podía hacer de la vida
Una persecución hacia la perfección.

Supe entonces
Que no tuviste toda la culpa,
Que yo perseguía metas,
Escribía una historia para dos,
Y tú te habías quedado sin tinta
Con la ilusión de la primera página.

Yo leía sin cesar
El mapa oculto
De aquel laberinto
Que debía llevarme
Hacia el sueño utópico
Del "todo"
en la palma de la mano.

Tú te llevabas la brújula,
Lanzabas al mar las pistas,
Y trazabas con cuidado
Un sin fin de huellas
Que nos llevaron
Hacia el final 
De lo que no pudo ser.

Desde entonces
No persigo tesoros,
Escribo a máquina
Para poder rectificar,
Comparto sueños,
-Si se tercia-
Y afronto que el futuro,
Nunca llega
Si dos no quieren,
Si dos no tienen,
Un presente común. 




 

sábado, 17 de enero de 2015

No al plagio. Escribe tu poesía, no te hagas con la mía

Muy buenos días,
Aprovecho este espacio para denunciar un caso de PLAGIO sufrido sobre uno de mis poemas.
Hace años, a mi llegada a Madrid,  me encontré con un “amable poeta” que regalaba su poesía por la voluntad en la puerta de La Casa del Libro de Gran Vía. (Seguro que más de uno le conocéis aunque sea de vista. Su nombre no lo daré, porque al contrario que él, yo tengo mucho más respeto hacia los demás).

El caso es que aquel día charlamos e intercambiamos poesía, algo normal en un principio.
Pues bien, hoy me entero de que desde entonces ha tomado mi poema “Hoy te declaro la guerra” como suyo y lo va vendiendo o regalando por ahí con total libertad.
Mi sorpresa llega cuando en mi propio blog me amenazan diciendo que la autoría de ese poema no me corresponde.
Del mismo modo, me he encontrado varias publicaciones alabando la creatividad y buen hacer de este hombre y en los que se ve, claramente, manuscritos de mi poema con su letra y firma.

Pues bien, este poema está registrado bajo mi nombre y publicado en el poemario “Tempus Fugit”, editado en 2011.

Dicho esto, reivindico el respeto hacia la autoría ajena. Yo, personalmente, no vivo de mi poesía, pero lo que escribo es mío y sólo mío.
Siempre defenderé que las palabras mueven el mundo y están para ser compartidas; siempre compartiré, por tanto, todo lo que mi mano derecha sea capaz de dibujar con letras, sin embargo, nunca consentiré que nadie ponga en duda la autoría de lo escrito.


Como dice un buen amigo hay dos cosas fundamentales en la vida: el respeto y el honor. Pues eso, mantengámoslo.