lunes, 22 de agosto de 2011

¿En qué momento hemos dejado de trabajar para vivir y hemos pasado a vivir para trabajar?

¿Somos esclavos de nuestro trabajo?
Tratan de hacernos ver que lo saludable es respetar unos horarios; dormir ocho horas diarias, hacer mínimo tres (o incluso cuatro) comidas al día; hacer una buena digestión; no ponernos a realizar actividades tras las comidas, sino tratar de descansar unos minutos…
Pero yo quisiera saber, ¿cuándo se hace todo eso? ¿alguien más se ha dado cuenta de que el día dura 24 horas?
“Es trabajo”. La frase de moda. Las cosas van mal y ¿cómo negarse?
Pero, ¿es lícito implicar tantas horas de tu tiempo en uno o varios trabajos?
Hemos caído presos en un agujero negro que nos envuelve y no nos deja salir, hasta el punto de ser capaces de pasar doce horas diarias fuera de casa de un lado para otro, de trabajo en trabajo, de un problema por resolver a otro…
Hemos caído en ese agujero que nos hace dejarnos la piel en un trabajo que mañana puede terminar; en luchar por unos beneficios que no veremos, en muchos casos, recompensados. Quien posee un negocio propio debe luchar por él, pero ¿por qué un empleado debe echar horas extras no remuneradas?, ¿por qué se ha creado esa necesidad de conseguir más y más bienes para personas que, si enfermas, no estarán al pie de tu cama?
Entre el trabajo, los atascos, las facturas, los problemas… nos quedan a penas cuatro horas (con suerte) para repartir entre las necesidades personales, los amigos, la familia, la pareja…
¿En qué momento hemos dejado de trabajar para vivir y hemos pasado a vivir para trabajar?

3 comentarios:

Alejandro Alcolea dijo...

Me encanta. Y me sorprende mucho esa crítica. Es totalmente verdadera... Se nos han enseñado demasiadas cosas, dentro de lo que conocemos por civismo, ciudadanía, moral, o la guía del "vivir" en general, que han explotado hoy como verdaderos prejuicios y normas, que mantienen y pagan la vida de quienes han decidido no querer hacerlo. Los "bienaventurados" del sistema.

España hoy vende más de lo que recibe, y lo hace sin preguntarse ni siquiera si no sería mejor trabajar para nosotros mismos y dejar de servir a grandes empresas en nombre de las instituciones internacionales.

Digo que es una buena reflexión porque es profunda y radica en nuestro modo de vida.

Enhorabuena :)

Alejandro Alcolea dijo...

Me encanta. Y me sorprende mucho esa crítica. Es totalmente verdadera... Se nos han enseñado demasiadas cosas, dentro de lo que conocemos por civismo, ciudadanía, moral, o la guía del "vivir" en general, que han explotado hoy como verdaderos prejuicios y normas, que nos ayudan a entender como se mantienen y pagan la vida quienes han decidido no querer hacerlo. Los "bienaventurados" del sistema.

España hoy vende más de lo que recibe, y lo hace sin preguntarse ni siquiera si no sería mejor trabajar para nosotros mismos y dejar de servir a grandes empresas en nombre de las instituciones internacionales.

Digo que es una buena reflexión porque es profunda, y radica en nuestro modo de vida.

Enhorabuena :)

Miguel Ángel Gómez dijo...

No te falta razón.