martes, 13 de abril de 2010

Cuando eres niño.


“Cuando era niño, hablaba como un niño, pensaba y razonaba como un niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño.” Corintios 1:13


Cuando eres niño, la vida se vuelve un juego divertido, un día a día de ilusiones, de cosas por aprender, de experiencias por vivir…

Cuando eres niño, el mundo que te rodea se vuelve de una extensión increíble, y cada pequeño pasito parece insignificante, pero corres, con ese entusiasmo característico de la niñez, hacia aquello desconocido.

Cuando eres niño te crees capaz de extender tu mano y envolver el mundo entre tus dedos. Sientes que a pesar de tu pequeñez eres el más grande, que nada saldrá mal.


Cuando dejas de ser niño te das cuenta de que las distancias se acortan con una zancada, que ya no entras en tu escondite favorito, y que, lamentablemente, el agua del océano se derrama entre tus dedos sin poder contenerla.

Cuando dejas de ser niño te das cuenta de que “la vida tiene el mal gusto de seguir su curso sin contar contigo”.

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