No sabes cómo hubiera deseado
Que aquella tarde llenaras mi copa
Con tus sueños y los míos,
Y descubrir en cada sorbo
Una esperanza entre tú y yo.
No sabes cómo hubiera deseado
Que aquella tarde rozaras
Por un momento mis labios
Y encontraras en ellos
Un albergue para los tuyos.
No sabes cómo hubiera deseado
Que aquella tarde no tuviese fin.
Y cuando el reloj marcó las doce,
Me pidieras que no me fuera,
Que sin mí aquello no tenía sentido.
No sabes cómo hubiera deseado
Que deseases lo mismo,
Que tuvieras el valor de decirme:
Vuelve pronto, porque sin ti,
No sé vivir…
martes, 28 de septiembre de 2010
viernes, 24 de septiembre de 2010
Nunca es suficiente... por eso, volveré
A veces siento esa terrible sensación de que nunca es suficiente.
De que por mucho que te mire, nunca será suficiente.
Porque si mañana me voy, si no vuelves a cruzar esa calle, si no vuelves, o no vuelvo… tal vez… tal vez olvide tu cara, y cada paso que dimos, y tal vez, tal vez olvide tu risa, y el brillar de tus ojos…
A veces siento esa terrible sensación de que nunca es suficiente.
Sentir la necesidad de pasar una y mil veces por la misma calle, tratar de grabar en mi memoria cada portal, cada esquina, esas escaleras donde te vi por primera vez, y aquel banco donde reímos durante horas.
Sentir esa extraña sensación de olvidar el aroma del parque, el ruido del autobús, el frío de las 8 y el calor de las 2.
A veces siento esa terrible sensación de que nunca es suficiente.
Y es que queda tanto por compartir…
Y tantas, tantas cosas seguirán pasando…
Que espero que a la vuelta esto no halla cambiado tanto.
Que siga esa sonrisa, ese brillo en los ojos.
Que el aroma del café siga siendo el mismo en nuestra terraza de siempre.
Que te mire, y me mires, y riamos a la par.
A veces siento esa terrible sensación de que nunca es suficiente.
Guarda bien mi sitio, pídeme un café…
Más pronto que tarde, volveré.
De que por mucho que te mire, nunca será suficiente.
Porque si mañana me voy, si no vuelves a cruzar esa calle, si no vuelves, o no vuelvo… tal vez… tal vez olvide tu cara, y cada paso que dimos, y tal vez, tal vez olvide tu risa, y el brillar de tus ojos…
A veces siento esa terrible sensación de que nunca es suficiente.
Sentir la necesidad de pasar una y mil veces por la misma calle, tratar de grabar en mi memoria cada portal, cada esquina, esas escaleras donde te vi por primera vez, y aquel banco donde reímos durante horas.
Sentir esa extraña sensación de olvidar el aroma del parque, el ruido del autobús, el frío de las 8 y el calor de las 2.
A veces siento esa terrible sensación de que nunca es suficiente.
Y es que queda tanto por compartir…
Y tantas, tantas cosas seguirán pasando…
Que espero que a la vuelta esto no halla cambiado tanto.
Que siga esa sonrisa, ese brillo en los ojos.
Que el aroma del café siga siendo el mismo en nuestra terraza de siempre.
Que te mire, y me mires, y riamos a la par.
A veces siento esa terrible sensación de que nunca es suficiente.
Guarda bien mi sitio, pídeme un café…
Más pronto que tarde, volveré.
jueves, 23 de septiembre de 2010
¿Y ahora qué?
Juraste una vida nueva
Con tu mirada penetrante.
Cruzaste la frontera que separaba
Tu pecho del mío.
Recorriste cada paralelo
Y meridiano de mi cuerpo.
Descubriste todo rincón
Escondido en mis sábanas.
Hoy me miras,
Ríes como si nada.
Y yo me pregunto,
¿ahora qué?
Con tu mirada penetrante.
Cruzaste la frontera que separaba
Tu pecho del mío.
Recorriste cada paralelo
Y meridiano de mi cuerpo.
Descubriste todo rincón
Escondido en mis sábanas.
Hoy me miras,
Ríes como si nada.
Y yo me pregunto,
¿ahora qué?
jueves, 16 de septiembre de 2010
Recuerdo aquellas mañanas
En que abrochabas tu camisa
Y fruncías el ceño frente al espejo
Y decías: es tarde,
Debo trabajar.
Recuerdo aquellas mañanas
En que besabas mi espalda
Y sentía el roce de tu piel
Mientras salías
Rumbo a la realidad.
Recuerdo aquellas noches
Esperando tu llegada.
Tu lado de la cama vacío
Tu olor en la almohada.
Recuerdo la dulzura de tus dedos,
Tu mano en mi espalda,
El beso de reencuentro,
Y el beso porque sí.
Recuerdo cada momento,
Pero mientras estés a mi lado,
Olvidemos el ayer
Y volvamos a besarnos
En que abrochabas tu camisa
Y fruncías el ceño frente al espejo
Y decías: es tarde,
Debo trabajar.
Recuerdo aquellas mañanas
En que besabas mi espalda
Y sentía el roce de tu piel
Mientras salías
Rumbo a la realidad.
Recuerdo aquellas noches
Esperando tu llegada.
Tu lado de la cama vacío
Tu olor en la almohada.
Recuerdo la dulzura de tus dedos,
Tu mano en mi espalda,
El beso de reencuentro,
Y el beso porque sí.
Recuerdo cada momento,
Pero mientras estés a mi lado,
Olvidemos el ayer
Y volvamos a besarnos
martes, 14 de septiembre de 2010
Decidí... y ya ves
Decidí que si te ibas
Sería para no volver.
Que no abriría de nuevo
Mi alma y mi pecho.
Que sería
Un punto y final.
Decidí que si te ibas
No miraría atrás.
Que cerraría las puertas
De cualquier corazón
Que habitara en mí
(si es que había alguno).
Decidí que si te ibas
Olvidaría tu nombre
Y cualquier retazo
De tu cuerpo en mis sábanas.
Decidí que si te ibas
No iría detrás.
Y ya ves,
Aquí estoy.
Sería para no volver.
Que no abriría de nuevo
Mi alma y mi pecho.
Que sería
Un punto y final.
Decidí que si te ibas
No miraría atrás.
Que cerraría las puertas
De cualquier corazón
Que habitara en mí
(si es que había alguno).
Decidí que si te ibas
Olvidaría tu nombre
Y cualquier retazo
De tu cuerpo en mis sábanas.
Decidí que si te ibas
No iría detrás.
Y ya ves,
Aquí estoy.
lunes, 13 de septiembre de 2010
¿Sabes?
¿Sabes?
Se vuelve patético
Caminar sin mirar al suelo,
Fijando la vista
En cada esquina,
En cada portal.
Deseando cruzarte
Aquí y allá.
¿Sabes?
Hoy intento no pensar,
Y busco el mañana
Y creo sueños paralelos,
Y cuando me doy cuenta
El hoy se ha ido
Y en el mañana no estás.
¿Sabes?
Si hoy me llamas,
Que sea para no irte,
Que no sea para decirme
Tal vez mañana…
Se vuelve patético
Caminar sin mirar al suelo,
Fijando la vista
En cada esquina,
En cada portal.
Deseando cruzarte
Aquí y allá.
¿Sabes?
Hoy intento no pensar,
Y busco el mañana
Y creo sueños paralelos,
Y cuando me doy cuenta
El hoy se ha ido
Y en el mañana no estás.
¿Sabes?
Si hoy me llamas,
Que sea para no irte,
Que no sea para decirme
Tal vez mañana…
jueves, 9 de septiembre de 2010
Covadonga
Santuario de Covadonga.
En una ocasión, traté de explicarle a una amiga qué significaba para nosotros, para mí, la Santina y su Santuario.
Comencé explicándole la belleza material que aquello me trasmitía, pero a medida que escribía, me daba cuenta de que no era suficiente; de que, en el fondo, no sabía explicarlo porque aquello era un sentimiento.
Recuerdo, que cuando era pequeña, nos organizaban, al menos, una excursión anual a Covadonga. Entonces, yo solía pensar con resignación: será por sitios, otra vez a Covadonga…
Poco a poco ha pasado el tiempo y a día de hoy reconozco guardar en mi memoria grandes recuerdos, momentos de oración, de encuentro…
Por suerte, ahora cuento con un pequeño recuerdo más, un recuerdo especial.
Día 7 de Septiembre de 2010, un grupo, no pequeño, de jóvenes y no tanto, nos reunimos a lo largo de la cueva esperando la llegada de la Cruz, símbolo de la Jornada Mundial de Jóvenes.
Allí nos acompañaba, una vez más, mons. Jesús Sanz Montes, quien junto a nuestra Santina, y en presencia de la Cruz, nos dedicó unas palabras y momentos de oración.
El tiempo nos dio una tregua y terminamos la noche, víspera del día de nuestra Santina con esa vigilia tan especial como irrepetible.
Creo que ahora sólo queda esperar que esto no se quede ahí.
Que sigamos compartiendo momentos especiales, que sigamos guardándolos en nuestro recuerdo y nuestro corazón.
De todos modos, sigo sin saber explicarlo…
En una ocasión, traté de explicarle a una amiga qué significaba para nosotros, para mí, la Santina y su Santuario.
Comencé explicándole la belleza material que aquello me trasmitía, pero a medida que escribía, me daba cuenta de que no era suficiente; de que, en el fondo, no sabía explicarlo porque aquello era un sentimiento.
Recuerdo, que cuando era pequeña, nos organizaban, al menos, una excursión anual a Covadonga. Entonces, yo solía pensar con resignación: será por sitios, otra vez a Covadonga…
Poco a poco ha pasado el tiempo y a día de hoy reconozco guardar en mi memoria grandes recuerdos, momentos de oración, de encuentro…
Por suerte, ahora cuento con un pequeño recuerdo más, un recuerdo especial.
Día 7 de Septiembre de 2010, un grupo, no pequeño, de jóvenes y no tanto, nos reunimos a lo largo de la cueva esperando la llegada de la Cruz, símbolo de la Jornada Mundial de Jóvenes.
Allí nos acompañaba, una vez más, mons. Jesús Sanz Montes, quien junto a nuestra Santina, y en presencia de la Cruz, nos dedicó unas palabras y momentos de oración.
El tiempo nos dio una tregua y terminamos la noche, víspera del día de nuestra Santina con esa vigilia tan especial como irrepetible.
Creo que ahora sólo queda esperar que esto no se quede ahí.
Que sigamos compartiendo momentos especiales, que sigamos guardándolos en nuestro recuerdo y nuestro corazón.
De todos modos, sigo sin saber explicarlo…
miércoles, 8 de septiembre de 2010
Era tarde,
Cuando sentíamos el roce de la piel,
Tú mano fría en mi espalda,
El calor de las sábanas húmedas,
El olor a felicidad.
Dos ríos se unían en un único caudal,
Y seguía siendo tarde,
Ya nada importaba,
El silencio de la noche se rompía,
Y aquello que se oía,
Volvía a ser felicidad.
Es la hora de los sueños,
La ciudad descansa en silencio,
Vacía, sola.
Hoy es tarde,
No existe el frío ni el calor,
Sólo el tímido latir de aquel corazón.
Cuando sentíamos el roce de la piel,
Tú mano fría en mi espalda,
El calor de las sábanas húmedas,
El olor a felicidad.
Dos ríos se unían en un único caudal,
Y seguía siendo tarde,
Ya nada importaba,
El silencio de la noche se rompía,
Y aquello que se oía,
Volvía a ser felicidad.
Es la hora de los sueños,
La ciudad descansa en silencio,
Vacía, sola.
Hoy es tarde,
No existe el frío ni el calor,
Sólo el tímido latir de aquel corazón.
domingo, 5 de septiembre de 2010
Coque Malla (Sanjenjo 2010)
viernes, 3 de septiembre de 2010
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Te miro
Te miro,
Y sigo mirándote.
Siento esa extraña sensación,
De que nunca es suficiente.
Te miro,
Y sigo mirándote,
Porque no puedo parar,
Porque tengo miedo
A cerrar los ojos,
Y ver que no estás.
Te miro,
Y sigo mirándote,
Aún con la certeza
De no llegar nunca,
A ese puerto perdido.
Te miro,
Y sigo mirándote,
Y cuando encuentres
Mi mirada,
Aún no será tarde.
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