miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mario Vargas LLosa



Hoy ha sido, sin duda, un día especial.
Y es que no todos los días tienes la suerte de conocer en persona a un premio Nobel.

Teatros del canal. 18:20h de la tarde, quedaba más de una hora para que Iñaki Gabilondo procediera a iniciar la entrevista pública con, nada más y nada menos, Mario Vargas Llosa.

Esperamos, impacientes, la protocolaria cola. Tomamos asiento, sacamos la cámara y la grabadora. Estábamos listos.

Y llegó. Entró con la firmeza que le caracteriza, entre una tremenda lluvia de aplausos que se repetiría a lo largo de la entrevista.
El público se puso en pie.


Y comenzó a hablar. Con entusiasmo y sinceridad contaba cómo había sido esa larga tarea de documentación para el que ahora es, su último libro (ese que como él dice es mejor que el anterior, pero peor que el próximo) “El sueño del celta”.
Entre anécdotas, ideas y sentimientos, pasó, rauda, una hora.

Y finalmente, Gabilondo puso fin al evento con un caluroso aplauso por parte del público.


A la salida, decidimos esperar. Necesitábamos ese cara a cara.
Y lo conseguimos. Nos costó, pero tras casi dos horas, Mario Vargas Llosa, salió.

Y allí estábamos nosotros, dispuestos a estrechar su mano y felicitarle por su trabajo y sus impecables palabras.
Se acercó, nos saludó e incluso, para nuestra sorpresa, se permitió el lujo de gastar alguna que otra broma entre foto y foto.


Podría, sin duda, hablar de la gran trayectoria profesional de este hombre. Pero, ¿de qué serviría? Eso todos lo saben.

En cambio, no puedo evitar destacar que, desde lo que pude ver, oír, y sentir, sí, es cierto, lo reconozco,es sin duda, un grandísimo escritor; pero sí, es, igualmente, una persona increíble.

En todo momento cercano, sonriente, consciente y coherente con lo que decía.

Podría destacar tantas cosas… pero, simplemente, os dejo unas palabras textuales que para mí, lo dicen todo.

Decía Vargas Llosa: “A la hora de sentarme en el escritorio, me quedo solo ante el papel, no hay premio Nobel que valga, me empiezo a morir de miedo, de temor, de inseguridad… y al mismo tiempo de felicidad. Es una cosa extraña, y al final siempre lo importante se va a decidir ahí… Al final eso es para mí la parte más feliz de mi vida, lo que organiza mi vida, la columna vertebral de mi vida y ahí no hay premio que valga.”

Su vida ha cambiado, vaya que si ha cambiado. Sin embargo, Vargas Llosa, enamorado de la sencillez de la vida, trata de vivirla como siempre lo ha hecho.

Realmente, me quito el sombrero. Porque más allá de lo importante de su trayectoria profesional, hoy, sus palabras han conseguido reconciliarme, más si cabe, con la literatura. Sentir ese temor especial ante el folio en blanco.

Mi enhorabuena Vargas Llosa.

3 comentarios:

Nafrayu dijo...

GENIAL :)

Alejandro dijo...

Desde luego fue un evento inolvidable. Un primer contacto de frente con el mundo literario y sus principales actores, Vargas LLosa, y por otra lado pero no menos importante Iñaki Gabilondo. En definitiva, espero que no sea la última vez que acudimos juntos a celebraciones como esta, por que estuvo perfecto.

Miguel Ángel Gómez dijo...

Y mi enhorabuena Saray Alonso.