jueves, 25 de septiembre de 2008


Algo tan simple como una vela encendida puede explicar muchas cosas.

Lo había visto antes, había quien pasaba su dedo sobre la llama ardiendo y no se quemaban. Me resultaba extraño, era imposible no quemarse, hasta que un día, pobré, entonces me di cuenta de que era cierto, tenía miedo de probar algo y finalmente no había sentido nada, simplemente un pequeño calor que no llegaba a ser desagradable.

Otro día volví a ver la vela, y probé de nuevo a pasar mi dedo sobre su pequeña llama, esta vez el inapreciable calor, se había convertido en algo más fuerte, que llegaba a hacerme daño de verdad.

Pues bien, una vela es como la vida, a veces, tiene una llama enorme, que ilumina todo a su alrededor; otras veces, parece débil, pero pronto, cuando el viento deje de soplar, la llama se avivará.

Por otro lado, cuando pasas la mano sobre ella, es algo similar a cómo pasas tú por tu vida, por la vida de los que te rodean, por las diferentes situaciones….
Si tienes miedo a quemarte, nunca te arriesgarás y nunca sentirás ese calor que te encanta que te trasmite seguridad y confianza y que te da cada vez que pasas sobre ella; de otro modo, si crees tenerlo todo controlado y te confías sobre ella, puedes llegar a perder el control de la situación y te quemarás, así que, como suelen decir, “todo es bueno, pero en unos límites, los extremos siempre son dañinos”.

No dejes que el miedo se apodere de ti y vive los riesgos que la vida te pide, pero ten cuidado, piensa lo que haces porque si te confías, si no le tienes un respeto al peligro, te acabarás quemando.



Reflexión que me hice hace algún tiempo.

2 comentarios:

Sole dijo...

Siempre enseñando mediante tus escritos...no puedo decir mas que una vez mas me dejas pensando...
Que tengas un excelente fin de semana :)

Hasta el lunes..besitos

Luis Cano Ruiz dijo...

Curiosa metáfora.

Gracias por ella y por la reflexión.

Un saludo.