Hoy, Sábado, acudí, junto con unos compañeros, como voluntaria a un centro comercial. Nuestro trabajo, consistía en informar a las personas a cerca de la “Operación Kilo” ( y no, no es ninguna dieta milagrosa ni nada por el estilo), con el fin de recaudar el mayor número de alimentos posibles en el banco de alimentos de Asturias, y así, ser destinados para aquellas personas que no tienen los recursos suficientes para alimentarse.
Participé en dicha colaboración durante esta mañana, y la verdad, ha sido una experiencia que me ha agradado, aunque por otra parte, me ha dado mucho para pensar.
Observando a las personas, te das cuenta de que, cuanto menos tiene la gente, más ofrece; en cambio aquellos que ves bien vestidos, caminando de esa forma tan rígida (sí, que parecen haberse tragado un tenedor), esos, cuanto más tienen…más quieren.
Por otro lado, he observado, que en las parejas de mediana edad, el hombre (desconozco la causa) suele decir, “no gracias”, o directamente, “esas cosas a la mujer, que viene detrás”.
Hay quien ni te mira a la cara, hay quien intenta esquivarte, y hay quien se para, y cuando ven de que se tratan, te devuelven el papel informativo y dicen “ no, no” y se van tan rápido como pueden. ¿Acaso pensaban que les iban a regalar algo?, ¿acaso hoy en día, regalan algo en esta vida?...
A lo largo de la mañana, tuvimos alguna que otra anécdota, algunas divertidas, otras, no tanto.
Ante la información que íbamos ofreciendo, nos encontrábamos, como dije, ante varias reacciones, y por tanto, varias respuestas:
-Están, las señoras (y es que aunque hay excepciones suelen ser señoras), que saben de qué va la cosa y son ellas las que directamente van a ti y te piden la información.
-Están, aquellos/as que te esquivan como pueden, como si estuvieras contagiado de algo, o intentaras lavarles el cerebro.
-Luego, te encuentras con las típicas madres o padres que van con sus hijos, los cuales emocionados, van a coger el papelito, y corriendo compran un alimento para aquellos que lo necesitan (cuanto más pequeños, más solidarios).
-Algo que me sorprendió, y son aquellas parejas jóvenes de alrededor de los veintialgo, treinta años, esos, son como las señoras del principio, van a ti, dispuestos a ayudar.
-Y finalmente, te encuentras con aquellos que te miran, se quedan quietos y te dan una contestación como si tú solo tuvieses la obligación de acabar de golpe con el hambre en el Mundo, y sus palabras esconden resentimiento, miedo y mucha rabia contenida. Algunas de estas contestaciones fueron: “mira, vais y llamáis a Zapatero, y que os de el dinero para acabar con el hambre” y tú te quedas con una cara de tonto como diciendo…”Señor, ¿de verdad piensa que si eso funcionase no se hubiera hecho antes?”, pero te callas y le das las gracias aún así, porque…¿tiene el culpa de estar resentido?, pues puede que si, puede que no, eso no se sabe.
Otra contestación es: “vais al Estado y que allí os lo den” y así, como la anterior, ojala fuese tan fácil, pero…¿sabría ese hombre la dirección de ese tal SEÑOR ESTADO del que nos hablaba?
Pero bueno, supongo que hoy por hoy, es normal (en parte), que haya quien te diga esas cosas. Para finalizar, quería comentar la verdadera razón por la que me decidí a actualizar con este tema y son dos respuesta que personalmente me dijeron dos hombre esta mañana (pues las anteriores son anécdotas que sufrieron mis compañeros).
Vi aparecer a un hombre de mediana edad, fui a ofrecerle la información y me dijo: “no, gracias, las cosas están mal” o algo así, y pensé: Dios, que razón tiene, quizá él tampoco tenga lo suficiente para alimentar a sus hijos… pero se fue, y ese pensamiento desapareció pronto hasta que, después de un rato, pasó un hombre, de unos 50 años en adelante, como a todos le dije: “Hola buenas, si quisiera hacer una colaboración con el banco de alimentos de Asturias….”, me miró, se quedó callado y me dijo: “Empiezo hoy al paro”, y se fue, y la verdad, no supe que decirle, le di las Gracias y dejé que se fuese, porque, sinceramente, la cara que se me quedó, no me la puedo ni imaginar.
Así me quedé, pensando y pensando, maldiciendo este Mundo que tiene cosas tan maravillosas y cosas tan tristes como estas, ojala todo fuese tan fácil como lo veían esos hombres, ojala nada de estos estuviese pasando…